jueves, 28 de mayo de 2009

Estoi tristee!




Reconozco que no soy fácil de entender, ni de soportar. Soy consciente de que mi complicación se basa en que no soy, ni quiero, ser como los demás. A la vez sé que tampoco soy muy diferente a todos. Pero todo eso es lo que me hace especial, y aunque a veces pienso en que debería cambiar, sé que en el fondo me gusto así. Si cambiara sería por los demás. Y ya estoy harta de que los demás me obliguen a cambiar.

Tal vez mi problema, o sólo uno de ellos, sea que me gusta demasiado la sinceridad. No con cualquiera, pero sí con los que quiero. No soporto la mentira ni la hipocresía. No soporto la falsedad.

La mentira es como un monstruo oscuro y sucio. La mentira y la falsedad son el refugio de los cobardes. Y si yo siento que me mienten, que me toman el pelo, mi maldita autoestima se me escurre aún más entre la piel. Y es que en vez de odiar, lloro. Seguramente ese será otro de mis grandes problemas.

Hoy es un día gris y mojado. Lleno de mis lágrimas y de lluvia. Un día de los que lloro sin saber por qué pero reconociéndolo en el fondo. De esos en los que siento que a mi alrededor nadie me quiere mientras que yo quiero a todo el mundo. Ideas irracionales las llamamos en psicología. Sé que tengo que luchar contra ellas, pero creo que se me han acabado las armas.

Ahora, ya sólo me queda la indiferencia. Y todavía tengo que aprender a no dejar de sonreir aunque me esté pudriendo por dentro. Tal vez así no vulevan a dejar de quererme.